Otegi (Lasarte-Oria): Febrero 31, 2024

Volvemos 11 años después a esta sidrería, en la que estuvimos hace 30 años en la I Sagardo Bira, siguiendo con las celebraciones del XXX aniversario de dicho evento. No nos frena ni el cambio de horario que ha habido la pasada madrugada. Además esta vez no parece que vaya a nevar...

Asistentes: Nesss y Edu

Previo

Todas las consultas al parte metereológico coinciden en que va a llover a partir de las 14:00 y unas tres o cuatro horas. Paraguas en mano, salimos andando pasadas las 13:00 pasando junto al butano y su tramo arf-arf y siguiendo las marcas azules y blancas hasta el cruce del barrio de Otegi, y llegamos a las 13:55, 5' antes de la hora oficial de apertura de la sidrería, respetándonos bastante la lluvia aunque en algún tramo nos chispeó. Edu tira fotos a los caseríos de Otegi mientras vemos unas gentes que no teníamos claro si irían a la sidrería o a pasear por el monte; luego resultó que a la sidrería. Entramos ya que la puerta está abierta (siempre obedientes a las costumbres de Lasarte-Oria) y nos siguen varias del otro grupo, y después los demás. Nada más entrar, rompe a llover con ganas; acertaron con la previsión.

Sidrería

Consta de dos edificios. En el edificio más alejado (especial sagardo bus, custodiado al principio por dos perritos ociosos), además de mesas y bancos, hay 3 kupelas de madera, dos de ellas de 11.000 litros y la otra, la de enmedio, de 13.000. En el edificio para la gente normal, donde nos ubican, las mesas y bancos tradicionales a la derecha y a la izquierda seis kupelas de madera (casi todas de 7.000 litros, pero una de 9.000). Al lado de nuestra mesa, otra de seis para la otra cuadrilla. Al otro lado, una mesa preparada para ocho, que no vinieron ni avisaron al respecto, qué gentuza! En un momento dado, preparan otra mesa para dos, pero luego retiraron las servilletas de las que no se llenaron. Edu discute con Nesss y la txotxera acerca de si habían hecho obras ahí y habían cerrado la pared del fondo, donde según Edu, estaba la cocina la anterior vez. Incluso el bilbaíno-zarauztarra de la mesa de al lado le dicen que no. Que siempre ha estado así. Que la cocina y la parrilla están fuera. Conste que Edu aún no había bebido nada. Edu preguntaría más tarde qué son los arcos metálicos junto a los números tallados en la madera de las kupelas, y la camarera le contesta que antes ponían tubos para mostrar hasta dónde tenían sidra las kupelas (principio de los vasos comunicantes, según Nesss), pero que hace tiempo que dejaron de hacerlo. Mención especial al baño de puerta pequeña seguida de escalones, a la antigua.

De comer, tortilla de bakalao correcta y jugosa, dos trozos de bakalao con pimiento verde y cebolla frita (no pochada), un txuletón rico de sabor, de buen tamaño para dos y con poco magro, que hubo que calentar en un tramo porque también fuimos a beber, tan rica que pedimos otra txuleta más pequeña, la cual trae más grasa, pero también rica. de postre queso, dulce de manzana y nueces. Total, 83,60 euros, 41,80€ cada. Con toda la carne que comimos, nos pareció buen precio. Recientemente hemos pagado poco menos por sólo un chuletón y luego hemos tenido que merendar...

La txotxera y la camarera que nos va trayendo la comida resultan ser hermanas, así como hermanas del txotxero de la otra vez, hace 11 años. Aleccionamos al bilbaíno-zarauztarra sobre las sidrerías castas que quedan, que cada vez son menos. Nos dan un disgusto al decirnos que también queda poco a ésta: los hermanos trabajan fuera (y luego toca ayudar en el caserío), la madre (ya mayor) es la que sabe darle el toque a la comida y no se ven manteniendo el nivel, y las hijas no parecen querer tomar el relevo. Cuando aparece una de las hijas, a quien cedemos el honor de escoger las kupelas que abra la txotxera, Edu le dice que querremos volver cuando ella esté al frente, y casi le grita desesperado a la pobre adolescente que no puede dejar que se cierre esta sidrería ni perder la tradición (que no se diga que no lo hemos intentado todo). Para rematarnos, también nos dicen que Larre, el bar que estaba justo encima de la cuesta arf-arf al pueblo, ha cerrado ya, jodo petaca... ya no queda casi nadie de los de antes, que decía la canción.

Para intentar digerir tanta desgracia no nos quedo más remedio que beber como kosakos. Bebimos de todas las kupelas, sólo se libraron las vacías, y se nota que la sidra de cada kupela tiene su propia personalidad, estando ricas todas ellas. Había que gritar Txooootx para que nos acompañasen los de la otra mesa (que estaban a 1m), pero en cuanto tenían comida en la mesa se hacían los sordos a pesar de los bocinazos. Aún así tuvimos grandes charletas con ellos, parece que nos gustamos. Será la sidrería, la sidra, el ambiente familiar, el mal tiempo, o lo que sea, pero esto también nos pasó la vez anterior. Edu alecciona a beber a la valenciana que hacía videos y bebía menos que el resto. Para ser valenciana, aprende mejor que una que sabemos a decir "Gutxi ta maiz" y no "Garigatxu".

Justo cuando Nesss iba a pedir que nos llevasen a probar las kupelas del otro edificio, la txotxera se adelanta y así lo hace. Allí nos comenta ante una kupela que Edu destaca por abombada, que los trabajos artesanos son también cada vez más difíciles de conseguir, otra de las razones que no ayudan a seguir con el negocio: Antes había uno que les venía a hacer mantenimiento de las kupelas, pero hace tiempo que no viene. Por eso otra kupela está con muchos remaches metálicos; cuando se rompan, pues se acabará su uso.

Tras irse la otra cuadrilla, rematamos bebiendo en la otra sala y acabamos hablando con la txotxera, la camarera y el marido de una de ellas. Son cerca de las 17:00 y acabamos saliendo, para dejarles recoger y descansar. A saber si volveremos a encontrar esta sidrería abierta en el futuro, y además tan casta. La cosa no pinta nada bien y así que seguramente habremos echado nuestros últimos tragos en Otegi. Eso si, peor habría sido enterarnos en unos meses o años que ya habían cerrado, al menos nos hemos podido despedir y agradecerles su trabajo.

Epílogo

Salimos a ver los "cerditos" que habían ido a mirar la otra cuadrilla antes de entrar a comer.Pero oye, de cerditos nada, el más pequeño de ellos tiene el morro como un balón de basket, y se acercan a la pared amenazantes, acaso esperando que les demos de comer (¿carne propia?). Edu teme que le arranquen el móvil de un bocado mientras los graba. Subimos la cuesta donde está el edificio de Larre, bajo la lluvia que para algo trajimos los paraguas, depués la bajada por la cuesta arf-arf de Buenos Aires, seguida del camino muy cambiado que usó el tren del Plazaola. Vista la hora, decidimos pillar el bus que hay cada hora a Hernani. Una vez allí, vamos al Goiz-Argi donde dos rondas de dos kalitxikis nos vuelven a costar 6 euros en total, porque nos atiende el camarero (esto es como para hacerse machista). Está dejando de llover y vamos a casa a ver el final de la final del campeonato de pelota por parejas, que acaba con un reñido 22- 20, para disfrute de la afición. Edu se va a la siesta y, visto que casi son las 20:00' Nesss se pone rock'n'roll otra vez y luego sale a dar una vuelta. Reunidos otra vez comentan que se está acabando el mundo que hemos conocido tanto en lo referente a las sidrerías, como a las universidades públicas. Eso sí, que nos quiten lo bailao. Luego se van a la cama a distintas horas, que ha sido un dia intenso.